Conil, el esfuerzo colectivo

Portada del libro

Portada del libro

Durante la campaña electoral tuve la oportunidad de presentar el libro «Conil, el esfuerzo colectivo», junto a su autor (el ex-alcalde de dicha localidad, Antonio Roldán) y junto a José Chamizo (ex-Defensor del Pueblo Andaluz), en el trascurso de la Feria del Libro de Sevilla.

En el libro se habla, sin tapujos, de «izquierda»… en este terremoto político en el que vivimos, donde lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer, esta ruleta rusa en la que cuesta explicarse las razones de algunas cosas, muchos se cuestionan qué significa ser de izquierda.

Ser de izquierda es, como en Los Palacios, recoger un Ayuntamiento en ruina donde se gastaban el dinero en trajes de flamenca, y darle la vuelta a la situación… encerrarse con los vecinos y vecinas para conseguir una financiación justa.

Ser de izquierda es, como en La Roda de Andalucía, estar con los pies en la tierra y preocuparse por las necesidades de la gente… garantizando el derecho a la alimentación desde el gobierno municipal.

Ser de izquierda es, como en Peligros, garantizar el derecho a la vivienda… no ser neutral frente a la usura de los bancos y estar siempre con las familias que lo están pasando mal.

Ser de izquierda es, como en Archidona, Alameda o en esta propia ciudad antes de la era Zoido, dar la oportunidad a los vecinos para que decidan dónde gastar el dinero público y fijar cuáles son las prioridades.

¿Qué tienen en común todos estos municipios? Gobiernos de izquierda, gobiernos de Izquierda Unida.

El título del libro, es una declaración de intenciones… porque hay que tenerlo claro: nada es posible sin el pueblo, nada es posible sin el esfuerzo colectivo. Sin que la gente se politice y haga suyos los gobiernos, no habrá transformación real de esta sociedad.

Conil es la oveja negra, o la oveja roja, dentro de ese rebaño de pueblos costeros en pleno boom del ladrillo. No era lo usual convertir terreno urbanizable en suelo protegido. Ni usual… ni casual, como dice el propio Antonio Roldán, “no fue el calentón de una noche de verano o una ocurrencia momentánea sino que obedecía a un proyecto político de transformación de la realidad de Conil”.

Conil ha demostrado que se puede gobernar de otra forma, que la izquierda no es una simple etiqueta sino estar al lado de los que lo pasan mal y gobernar para una mayoría. Quien piense que todos los políticos son iguales, que no hay ni izquierda ni derecha, debe conocer Conil: lo que allí se hizo y lo que allí se hace.

Conil ha demostrado que se puede plantar cara a los poderes de Administraciones más poderosas que un Ayuntamiento y que se situaron al lado de los poderosos. Que un alcalde puede ser un David y vencer a Goliath. Que es posible «poner el cemento al servicio de la gente» y no al revés. Que se puede construir vivienda pública protegida para que el derecho a techo sea un derecho universal y asequible a todo el mundo. Conil es el ejemplo vivo de que se puede gestionar lo público desde lo público. Es el ejemplo vivo de la participación ciudadana como forma de entender la política, con el objetivo de “gobernar obedeciendo”.

Como dice el autor, en Conil se ha demostrado que la regla de oro de los gobernantes debe ser levantarse cada día pensando en el pan, el trabajo y el techo, que no es otra cosa que garantizar una vida digna a todos los vecinos y vecinas.

Durante la campaña electoral, cuando hablaba con nuestros militantes y con los vecinos de “ayuntamientos valientes”, pensaba en Conil (y en otros tantos pueblos gobernados por IU). Cuando hablo de un alcalde con voluntad política frente a competencias pienso en Antonio (y en otros tantos compañeros y compañeras).

conil

Imagen de la presentación en la Feria del Libro de Sevilla. En el centro, Antonio Roldán.

Lo dije en la presentación del libro… lo vuelvo ahora a escribir para que no caiga en el olvido: Gracias, Antonio. Gracias, porque no sabes lo fácil que ha sido ser candidato de Izquierda Unida con espejos al que mirarte como el tuyo. Hombres y mujeres de izquierda, de Izquierda Unida, que se levantan cada mañana para construir con sus vecinos y vecinas otra realidad. Hombres y mujeres que creen en los imposibles, porque van y lo hacen.

Os animo a leer esta historia sobre Conil, que no es otra cosa que la historia sobre las utopías posibles, el manual del “sí se puede”. Un claro revés a los que dicen que todos los políticos son iguales. Un manual para los hombres y mujeres que, desde la izquierda y sin ambigüedades, queremos transformar la sociedad desde los concreto, desde nuestras ciudades y pueblos.