Moción sobre el Plan Andaluz de la Bicicleta

Este verano conocimos a través de los medios de comunicación que los servicios jurídicos de la Junta de Andalucía habían emitido unos informes contrarios a que la administración autonómica pudiera construir vías ciclistas en tramos urbanos a cargo del Plan Andaluz de la Bicicleta, por tratarse de competencias exclusivamente municipales.

Este supuesto cambio de criterio por parte de la Junta de Andalucía podría llevar a la paralización de la construcción de los carriles bici pactados entre la administración autonómica y los Ayuntamientos  de Málaga, Huelva, Cádiz, Sevilla, Córdoba, Granada, Jaén, Almería, Jerez y Algeciras. Según el Ayuntamiento de Sevilla, se trataría únicamente de que los tramos conveniados con la Junta se construyan con cargo al capítulo de subvenciones, en lugar del capítulo de inversiones.

Más allá de este contratiempo legal (que sigue sin aclararse por parte de la Junta de Andalucía), hay que recordar que el convenio aprobado por el Pleno del Ayuntamiento de Sevilla en abril de 2018 con la Consejería de Fomento y Vivienda ya suponía un retroceso con respecto a las expectativas previas: de 37 kilómetros nuevos en nuestra ciudad según el proyecto original se pasó a únicamente 16’9 kilómetros. Y es que la financiación global del Plan pasó de 421 millones de euros a sólo 40 millones.

El desinterés del gobierno autonómico (el actual y el anterior) por la bicicleta es palpable, pero el gobierno local tampoco es que esté cumpliendo con sus deberes.

El pasado mes de julio, Sevilla abandonaba el ranking mundial Copenhagenize de ciudades “amigables” con la bicicleta. Nuestra ciudad apareció por primera vez en la segunda edición (la de 2013) y directamente en el cuarto puesto, dos años después descendió hasta el décimo puesto, en 2017 al catorce y, ahora en 2019, directamente ni aparece.

Este ranking de Copenhagenize viene a confirmar lo que llevamos tiempo diciendo: que el gobierno de Juan Espadas lleva cuatro años quedándose en las buenas palabras. Ya el ranking de 2017 avisaba del descenso de posiciones de la ciudad por culpa de la “inactividad” durante los últimos años, pero sí señalaba el “discurso entusiasta” del nuevo gobierno de Espadas… y se ha quedado en eso, en el discurso entusiasta.

La “inactividad” del gobierno municipal se aprecia en las Cuentas Generales de 2018, donde comprobamos que sólo se ha ejecutado un 23’92% del presupuesto de conservación, un 8’32% de la inversión destinada a nuevas vías ciclistas y directamente cero euros en la mejora de la señalización por parte de la Gerencia de Urbanismo.

Aquella expresión de que “del dicho al hecho hay un trecho” se puede aplicar sin dudas a lo que nos ocupa. Basta fijarse en el ‘Programa de la Bicicleta Sevilla 2020’ (un buen plan director) que marca como límite temporal el año que viene pero que queda casi todo por hacer:

  • No se cumple en las licitaciones que se aprueban. Por ejemplo el Programa contempla un presupuesto en mantenimiento de 1.225.206 euros para los años 2019 y 2020, mientras que el contrato aprobado sólo tiene previsto 563.000 euros.
  • No se cumple en los plazos previstos para las actuaciones ni en los presupuestos de inversiones anuales.
  • Tampoco se cumple el Programa cuando al alcalde se le ocurre eliminar el carril bici de la Cruz Roja y propone, a la ligera, trasladarlo a la avenida de Miraflores.

Lo que hay que hacer está claro (está recogido en el plan director), se ha debatido varias veces en el Pleno… y hasta se ha aprobado. No es por afán de estar en los rankings mundiales, pero tampoco nadie puede poner en duda que los carriles bici están en mal estado, que los nuevos aparcamientos en la calle siguen siendo insuficientes, que la intermodalidad sigue siendo una asignatura pendiente, al igual que la permeabilidad del Casco Histórico.

Por todo ello y en virtud de lo expuesto, el Grupo Municipal de Adelante Sevilla, viene a proponer, para su discusión y aprobación en Pleno, los siguientes

ACUERDOS

  • Instar a la Junta de Andalucía a que garantice la continuidad del Plan Andaluz de la Bicicleta y de los convenios firmados con los Ayuntamientos para fomentar, incrementar y mejorar las vías ciclistas en nuestra Comunidad.
  • Instar al Gobierno Municipal a que revise y mejore el contrato de mantenimiento de los carriles bici de la ciudad de cara a la futura renovación y a impulsar una renegociación del contrato de Sevici para modernizar y mejorar la calidad de este servicio.
  • Instar al Gobierno Municipal a impulsar las medidas recogidas en el actual PGOU y en el Programa de la Bicicleta Sevilla 2020 para integrar la bicicleta en el Casco Histórico.
  • Instar al Gobierno Municipal a que elabore, publique y difunda, con la colaboración de los colectivos ciclistas, una guía oficial de buenas prácticas y de uso de la bicicleta en la ciudad de Sevilla.
  • Instar al Gobierno Municipal a que rinda cuentas de forma pública sobre el cumplimiento del Programa de la Bicicleta Sevilla 2020 y a que también convoque a Comisión Cívica de la Bicicleta para su evaluación.

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Cuatro años de pinchazos

Uno de las primeras cosas que hizo el actual alcalde del PSOE, Juan Espadas, fue hacerse una foto con el entonces consejero de Fomento de la Junta para anunciar el impulso al Plan Andaluz de la Bicicleta y a la intermodalidad que se daría durante su mandato.

A dos meses de las elecciones, y echando un poco la vista atrás, de todo aquello solo quedó eso: el titular y la foto. La clásica campaña de marketing a la que ya nos tiene acostumbrados Espadas.

En estos cuatro años el PSOE, como previamente hizo el PP, ha vivido de las rentas en materia ciclista que dejó IU cuando estuvimos en el Ayuntamiento de Sevilla. Un mandato que ha pasado sin pena ni gloria y cuyo máximo hito es la redacción de un plan municipal de la bicicleta que queda precioso en el papel, tanto que le acaban de dar un premio la Red de Ciudades en Bicicleta, pero que no llega a hacerse realidad.

La política ciclista de Espadas ha funcionado a base de parches. Del carril mil veces prometido a Valdezorras seguimos sin noticias, el desarrollo de nuevos tramos para conectar la zona norte, la biciestación de San Bernardo, la colocación de ciclocontadores, la prometida aplicación del contrasentido en determinadas calles del centro para garantizar la circulación ciclista en los ejes norte-sur y este-oeste en el centro, la promoción entre colectivos que hacen un uso menor de este medio de transporte sostenible… todo eso está pendiente también.

Por ser justos, se han colocado un puñado de bicicleteros -en muchos casos sin estudiar previamente la ubicación (en zonas de sol, alejados de edificios…)-, unas cuantas conexiones de carriles existentes, y eso sí, se ha abierto una oficina de la bicicleta junto a los jardines de Murillo. O eso vendieron. Porque esa supuesta oficina es en realidad un bar con veladores, mientras el servicio municipal (mezclado con otras tareas como la accesibilidad universal) está en la sede de Urbanismo en la Cartuja.

Y del mantenimiento mejor no hablar. Porque habría que recordar que el carril bici estuvo todo un año sin conservación. Y todo esto mientras Espadas promueve nuevos aparcamientos junto al centro, que solo van a fomentar el uso del vehículo privado. Pero ponerse la medalla de la movilidad sostenible y recoger premios se nos da de lujo.

¿Todo esto qué ha dado como resultado? Que lejos de alcanzar las promesas de aumentar los desplazamientos ciclistas, éstos siguen en descenso. Y es que Sevilla, que en 2006 vivió un boom ciclista, lleva ya demasiado tiempo sufriendo pinchazo tras pinchazo en políticas de fomento de la bici.

Sevilla necesita con urgencia un demarraje, dejar atrás las falsas promesas y los anuncios vacíos y ponerse a aplicar con seriedad un calendario de acciones concretas -algo que no contempla el plan municipal- con las que regresar a la cabeza de la movilidad ciclista y ser esa ciudad sostenible y habitable a la que aspiramos.

¿Qué está pasando con el Plan de la Bicicleta que acaba de recibir un premio? Simple y llanamente, que no se está cumpliendo:

  • No se cumple en las licitaciones que se aprueban. Por ejemplo el Plan contempla un presupuesto en mantenimiento de 1.225.206 euros para los años 2019 y 2020, mientras que el contrato aprobado sólo tiene previsto 563.000 euros.
  • No se cumple en los plazos previstos para las actuaciones ni en los presupuestos de inversiones anuales. En la gráfica de abajo podemos ver la diferencia entre lo previsto y lo finalmente ejecutado de las actuaciones recogidas en el plan para cada año:
  • Tampoco se cumple el plan cuando al alcalde se le ocurre eliminar el carril bici de la Cruz Roja y propone, a la ligera, trasladarlo a la avenida de Miraflores.

En definitiva, lo que Sevilla necesita es un gobierno que no esté dando banzados en materia ciclista y que cumpla con lo que aprueba. Urge recuperar la Oficina Municipal de la Bicicleta con la función de coordinar todas las políticas de fomento de la bicicleta, sin que se dividan las competencias entre Urbanismo o Movilidad y sin que se mezcle con un batiburrillo de asuntos. Urge garantizar el adecuado y efectivo cumplimiento del Plan Director de la Bicicleta aprobado, dotándolo de presupuesto anual y de mecanismos de seguimiento y evaluación. Y urge también participar y exigir el cumplimiento del Plan Andaluz de la Bicicleta, comprometiendo para ello los recursos de personal y financieros necesarios con el objetivo conservar, extender y mejorar la actual red de vías ciclistas, promoviendo su conexión con las redes metropolitanas.