El 26J y la lucha de clases

En los tiempos que corren, «la sonrisa de un país» es el mejor lema que se ha podido elegir para estas elecciones generales. Frente a los que vienen pregonando que no hay alternativa posible al sistema actual y que estamos condenados a seguir viviendo como hasta ahora, nosotros respondemos con una sonrisa. Una sonrisa porque sabemos que sí hay alternativa, que lo que defendemos no es un sueño sino un camino que hemos empezado a recorrer.

Ha llegado el momento de priorizar y hacer memoria sobre las prioridades de los que nos han gobernado hasta el momento. Poner en una balanza los intereses de la clase trabajadora y de tantas familias que lo están pasando mal frente a los intereses de unos pocos o de uno mismo.

Y cuando hablo de «uno mismo», hablo de las organizaciones políticas en la que militamos. Han corrido ríos de tinta hablando de la desaparición de Izquierda Unida, de la absorción, de la pérdida de identidad… cuestiones que, además de ser falsas (basta con mirar cualquiera de los mítines de campaña), no tienen ningún peso comparado con los intereses de los y las trabajadoras que están pagando esta crisis-estafa que no han provocado.

El no anteponer los intereses de nuestra organización frente a cuestiones de emergencia social, el entender a IU como una herramienta para cambiar el país y no como un fin en si misma, nos ha llevado a la conclusión de que unidos podemos.

Y esa es la clave, cuando hablamos de «unidos» no nos referimos a IU, Podemos o Equo únicamente… es la gente, la clase trabajadora, la que debe unirse para verdaderamente poder y, como tantas veces hemos teorizado, que la candidatura unitaria con la que nos presentamos este 26J pueda ser la mecha de esa aspirada unidad popular. Si de verdad queremos construir un nuevo país, la izquierda tendrá que llegar al gobierno… y el pueblo, unido, al poder.

Se nos llama antiguos por hablar de «lucha de clases» o de «plusvalía» pero la realidad es que, como dijera el inversor y empresario estadounidense Warren Buffet, la lucha de clases sigue existiendo y la van ganando ellos. Existe, sí… pero hay que explicar en qué consiste.

Diálogo-entre-banquero-y-clienteQue se salve con miles de millones de dinero público a los bancos mientras estos bancos desahucian a familias por unos pocos miles de euros y jubilan a sus directivos con pensiones millonarias, es lucha de clases. Que se expulse del sistema sanitario a inmigrantes y se llenen de concertinas nuestras fronteras mientras se concede el permiso de residencia al que compre una vivienda de más de medio millón de euros o a quien invierta dos millones de euros en deuda pública, es lucha de clases. Que se suban impuestos no progresivos como el IVA y se machaque al pequeño comercio mientras se ponen en marcha amnistías fiscales para las grandes fortunas que no pagan sus impuestos, es lucha de clases.

La derecha negará que existe tal «lucha de clases», igual que negará que tienen ideología y que la aplican al gobernar. Pero, por poner algunos ejemplos, eliminar ‘Educación para la Ciudadanía’ haciendo de la religión una asignatura evaluable es ideología. El impuesto al sol que perjudica a las familias con instalaciones fotovoltáicas para que las eléctricas sigan teniendo el monopolio es ideología, eliminar la reproducción asistida para lesbianas o mujeres solteras es ideología… Incluso hablar de ‘gasto’ cuando se refieren a servicios públicos y de ‘inversión’ cuando se refiere a inyecciones a la banca es ideología. El lenguaje que usan está cargado de ideología y de lucha de clases, que no nos engañen.

1457370269_506734_1457370334_noticia_normalY frente a todo eso -sólo hemos mencionado algunos ejemplos de políticas llevadas a cabo en este país- el 26J tenemos la oportunidad de construir un nuevo país. Un nuevo país donde, en la balanza de las prioridades que hemos mencionado antes, se prime los intereses de la mayoría frente a los de una minoría. Un nuevo país donde no sea normal lo que estamos dando ahora por normal: cobrar 600 euros, trabajar 10 horas diarias, estar en el paro 4 años, tener que huir de nuestro país para buscarse un futuro… Un nuevo país con un proceso constituyente donde se garanticen los derechos básicos y la plena igualdad, esta vez también tiene que haber madres de la Constitución y no sólo padres como en el 78.

Las encuestas, que siempre hemos dicho que sirven para crear opinión, dicen que Unidos Podemos será segunda fuerza a nivel estatal… pero eso no es suficiente. Si queremos construir ese nuevo país del que hablamos, hace falta vencer también al PP: el verdadero sorpasso no es al PSOE sino al Partido Popular. Estas encuestas han hecho saltar las alarmas del sistema, las alarmas de esa minoría que se ha beneficiado del rescate a los bancos, de la concesión de la nacionalidad previo pago o de las amnistías fiscales.

El 26J sólo hay dos opciones. La papeleta de Unidos Podemos o la papeleta para que todo siga igual con meros retoques de maquillaje, con un PP desesperado buscando la Gran Coalición, con un PSOE perdido y acercándose a la derecha y con un pegamento naranja que quiere unir, a toda cosa, a las dos patas del bipartidismo.

Los tres partidos (PP, PSOE y Cs) usan el mismo argumento: «vamos a romper España». Y no se dan cuenta, o no quieren reconocer, que los que han roto España son ellos. Que un joven se tenga que ir al extranjero a buscar trabajo es síntoma de que España está rota, que una familia tenga que sobrevivir con la pensión de los abuelos es también síntoma de que España está rota.

el roto miedo popularHan sacado a pasear el discurso del miedo: Venezuela, Grecia… hasta Otegui. Y frente a ese miedo: una sonrisa, pedagogía y memoria de lo que han hecho en los últimos años. Cuanto más bajen la campaña al lodazal, más sentido tiene nuestro mensaje y por mejor camino vamos. Y es que el miedo lo tienen ellos, miedo a perder los privilegios de los que han estado disfrutando hasta el momento.

Y ese miedo no lo pueden combatir sólo IU, Podemos, Equo y el resto de fuerzas políticas integradas en la candidatura de Unidos Podemos… combatir ese miedo está en las manos de cada uno. El futuro de ese nuevo país que queremos está en las manos de cada uno de vosotros: en las manos que introducen el voto correcto en la urna, en la voz para pedir el voto a Unidos Podemos o en las explicaciones necesarias para que nadie piense por nosotros.

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