Nuestra ciudad se encuentra inmersa en un proceso de participación (no digan referéndum, no digan consulta) sobre las fechas de la próxima Feria de Abril. No se habla de otra cosa, en las calles, en las plazas, en las puertas de los colegios a la hora de recoger a los críos…
Que en Sevilla se realice una consulta (digo, proceso de participación…) por primera vez en la historia para que los vecinos y vecinas decidan con su voto debería ser motivo de orgullo, para que el alcalde sacase pecho del asunto y se marcase algún titular que hiciese sombra a los alcaldes y alcaldesas ‘del cambio’: chúpate esa, Carmena, que ha sido el PSOE el primero en celebrar un referén… un proceso de participación ciudadana.
Pero aquí no hay nada para estar orgulloso. El gobierno socialista de lo único que está orgulloso es del «coste cero»… como si todo les fuera en ello. Que digo yo que las horas de trabajo en la realización de la aplicación informática algo habrán costado, que las horas en que los funcionarios estén en los centros cívicos para la votación presencial también costarán algo y que la impresión de dípticos informando de cómo se vota tampoco ha salido gratis. Afrontar una consulta ciudadana desde el prisma del coste cero hace un flaco favor a la democracia y a la participación ciudadana.
Si bien es cierto que desde IU valoramos positivamente que se le consulte a los vecinos y vecinas y que se amplíen los mecanismos de participación ciudadana… este proceso se queda corto.
No sólo se queda corto por el proceso en si: hasta ayer no conocíamos los entresijos del proceso. El Pleno del Ayuntamiento únicamente ha tenido conocimiento del texto literal de las preguntas… pues es lo único que se recogía en la moción aprobada del PSOE. Echamos en falta, por ejemplo, la puesta en marcha una campaña informativa con la finalidad de que se puedan explicar públicamente las diferentes posiciones con relación a la consulta.
Y es que, me da la sensación, que desde el gobierno municipal han querido bajar el perfil de la consulta. La ausencia de una campaña informativa y la ausencia de Espadas ayer en la presentación pública indican esa intención de que la consulta pase desapercibida. Que pase cuanto antes, no ya por esas deficiencias en el proceso que hemos comentado… si no por la consulta en si misma.
Con los problemas que hay en la ciudad, que la primera consulta sea sobre la Feria parece un poco frívolo. Estamos en España con la búsqueda de un gobierno, mirando de reojo con hastío la celebración de unas terceras elecciones generales… y ahí que se planta Sevilla con su propia votación sobre si se amplia la Feria para que haya más días no laborables. Y el vecino de Castilla y León, que tiene en su cabeza el topicazo de que en Sevilla no se trabaja durante la Feria, pensará: ¡pues vaya problemas que tienen los sevillanos!
Y si hablamos de tópicos, tenemos que hablar del turismo. Aunque el gobierno municipal no quiera hacer campaña por el sí, únicamente hablan de los beneficios para el turismo que tendría la ampliación. La patronal hostelera hace palmaditas con las orejas… parece que la pretendida ampliación se hace sólo pensando en el negocio del sector turístico. Como si el turismo fuera la gallina de los huevos de oro donde ponemos todas nuestras esperanzas para salir de la crisis, convirtiendo nuestra ciudad en un simple escaparate para el extranjero y a los sevillanos y sevillanas en simples prestadores de servicios.
¿Qué pasa con la economía sumergida? ¿Qué pasa con los trabajo precarios? ¿Qué pasa con las personas que limpian casetas de noche y cobran 3,5 euros la hora? Es verdad que un día más, será un día más de empleo… ¿pero qué tipo de empleo? ¿Nos pararemos a pensar en algún momento sobre estos abusos o seguiremos absortos mirando los farolillos como si aquí no pasara nada?
Y, además, si se pregunta sobre la Feria… ¿por qué sólo preguntar sobre sus fechas? El debate sobre la Feria de Abril debería ser mucho más amplio. ¿Por qué no hablamos de la necesidad de habilitar más casetas de libre acceso? Esa es la gran asignatura pendiente y el reto que el gobierno municipal debería afrontar, de forma serena y valiente, con el objetivo de lograr que la Feria sea cada vez menos elitista y más accesible y universal. Y la solución no es la ocurrencia de Espadas de habilitar casetas privadas a determinados hoteles, ya que esta iniciativa está pensada únicamente para los turistas, fomenta la idea de la «ciudad escaparate» y olvida de lleno a los cientos de miles de sevillanos que tampoco cuentan con caseta.
¿Por qué no hablamos del bienestar animal durante esos días? Del sufrimiento de los caballos, de los que mueren de cansancio y de sed. ¿Por qué no hablamos de la conveniencia o no de tener circos con animales salvajes? La ciudad de Málaga (con el PP) ya los prohibió… eso se le ha olvidado a Espadas en su eje entre capitales.
¿Por qué no hablamos de la accesibilidad? De la eliminación de barreras arquitectónicas para hacer una Feria plenamente accesible…
¿Por qué no hablamos de aplicar criterios de renta en los precios de las casetas públicas?
En definitiva, de la Feria se podría hablar y decidir mucho… pero Espadas prefiere que lo hagamos poquito y de tapadillo.
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