[Discurso del Debate sobre el estado de la Ciudad – 2022]
Estamos ante el último debate sobre el estado de la ciudad del mandato, así que aprovecharemos nuestra intervención para hacer un balance global. Evidentemente, señor Muñoz, usted apenas lleva siete meses como alcalde… pero no es un recién llegado: lleva casi ocho años con importantes competencias y tareas en el equipo de gobierno.
En su investidura, le dije que tenía buena percha… pero que el hábito no hace al monje. Que era usted muy de marca, que no abusara… porque la marca no transforma la realidad, a veces sólo dificulta la visión de la realidad. Que no se convirtiera en un alcalde escondido detrás de una marca… y, por desgracia, así ha sido.
Su gobierno ha abusado de marca, de marketing, de titulares, de plantear debates para marear la perdiz y, si presume de gestión, no tenemos más remedio que decirle que no compartimos su modelo de ciudad: Gavidia, Altadis… usted se vanagloria de haber desatascado estos proyectos; nosotros tenemos que lamentar que se siga vendiendo nuestro patrimonio al mejor postor, convirtiendo nuestro centro histórico en un gran salón de bodas, bautizos y comuniones. Tenemos que lamentar que se siga poniendo todos los huevos en la cesta del turismo mientras habla, con la boca chica, de cambio de modelo productivo.
Volviendo a la marca. Cuando usted presentó esa nueva marca de Sevilla, hablaba de “un nuevo relato sobre la ciudad alejado de los estereotipos”: La Muy famosa y la Muy desconocida. “Descubre la Sevilla que no ves” dice el eslogan.
Y ahí acertaron, porque hay una Sevilla que parece que ustedes, señores y señoras del gobierno, no ven. O, mejor dicho, que no quieren ver, que quieren ocultar… porque prefieren seguir extasiados con el reflejo de la muy famosa ciudad de Sevilla.
Y hablando de reflejos… la marca venía acompañada de un color, el amarillo, el color del narciso. Y ahí también acertaron. Como el personaje mitológico, llevan casi ocho años admirando su reflejo, creyéndose los más guapos y guapas del Olimpo… pero ya saben cómo acabó Narciso: ahogado en el agua al intentar besar su imagen proyectada. Se convirtió en una bonita flor, eso sí, pero estando el señor Guevara entre nosotros… no se lo aconsejo.
La Muy famosa y la Muy desconocida. Descubre la Sevilla que no ves. ¿Y cuál es esa Sevilla que ustedes no quieren ver?
La Muy sucia. Seguimos con los mismos problemas de limpieza en nuestras calles, no es alarmismo, no son bulos… son churretones pegados al suelo a los que les falta darte los buenos días por la mañana.
La Muy privatizada. Seguimos dando cada vez más peso a las empresas privadas, seguimos sin apostar por los servicios públicos, seguimos dando la espalda a la plantilla municipal y el atropello a los derechos laborales en las contratas sigue estando a la orden del día.
La Muy precaria. Seguimos sin avanzar en diversificar nuestra economía, seguimos promoviendo hoteles y más hoteles. Tenemos en la ciudad un potencial de creación de empleo como son los parques empresariales… y la propuesta del gobierno es quitarle el presupuesto.
La Muy desértica. Seguimos sin tomarnos en serio el Cambio Climático, más allá de ponerle nombre a las olas de calor y anunciar no sé cuántos proyectos pilotos de investigación para acabar recomendando a nuestros vecinos y vecinas que busquen calles con sombra y árboles. Un chiste de mal gusto, si no fuera porque las olas de calor están matando.
La Muy congestionada. El tráfico, a día de hoy, es un problema. Cualquier evento colapsa el transporte público. Falta previsión, falta empatía con los barrios más alejados.
La Muy abandonada. Muchos barrios siguen esperando que esa ciudad ideal dibujada en el Plan Estratégico llegue a sus calles, que la administración sea cercana y atienda sus demandas. Que no te den cita en Servicios Sociales para dentro de seis meses.
La Muy oscura. Seguimos sufriendo cortes de luz continuos en muchos barrios de la ciudad y usted se conforma con ceder suelo a Endesa para que construya transformadores.
La Muy desigual. Seguimos copando los titulares por tener los barrios más pobres del país. Y antes hablaba del Narciso embelesado en su reflejo, pero es que el mandato empezó con el señor Espadas quitando hierro al asunto y hablando de cambiar de indicadores porque, a lo mejor, descubríamos que esa realidad no es tan grave. ¿Se puede tener menos empatía?
Señor Muñoz, ahora nos dirá que somos unos tristes, que hacemos una radiografía en blanco y negro de la ciudad… pero no, le seguimos su juego, su marca… le pedimos que descubra la Sevilla que no ve.
Porque si se trata de preguntarnos sobre el estado de la ciudad. ¿Cómo está Sevilla? Pues diremos con alegría que está excelentemente posicionada a nivel internacional para organizar eventos, para recibir turistas. Cayendo en el chovinismo podremos decir hasta que Sevilla es la ciudad más bonita del mundo. Pero esto ya lo sabían hasta en la Antigua Roma: al pueblo, pan y circo. El problema es que en Sevilla tenemos muchos circos y muy poco pan, señor alcalde.
Como dice la canción, la vida sigue igual. Sevilla sigue igual, sino peor. El Ayuntamiento sigue sin ser garante de un empleo de calidad, el acceso a la vivienda sigue siendo un lujo en nuestra ciudad, la atención a la población más vulnerable sigue colapsada, la limpieza es un problema diario y constante en nuestras calles, los servicios públicos se deterioran. Y los barrios necesitan una respuesta realista de la administración que sigue sin llegar. Tenemos los mismos problemas de siempre y un gobierno instalado en el conformismo desde el principio. No decimos que no hagan nada, pero no lo suficiente. Les cuesta, les cuesta.
Les cuesta también cumplir con su izquierda. Nuestro Grupo ha sido responsable todos estos años para aprobar los presupuestos… ¿y qué hace el PSOE a cambio? Incumplir, dormirse en los laureles, echarle la culpa a otros… Pero, en cambio, el PSOE cumple fácilmente cuando pacta con la derecha. Eso les cuesta menos, porque -aunque lo nieguen- comparten muchos aspectos del modelo de ciudad.
Señor Muñoz, en su discurso de investidura hablaba de “gestión, gestión, gestión”. Hay que reconocerle su esfuerzo en estos siete meses, ya se ha hecho todas las fotos que se tenía que hacer para complacer a todos los sectores de la ciudad, le quedan pocos meses de mandato para de verdad dedicarse a la gestión y poder decir que la ciudad está mejor que cuando llegó.
Dentro de diez meses habrá elecciones. Nosotros y nosotras vamos a seguir haciendo propuestas constructivas, no vamos a caer en la oposición facilona de desprestigiar los servicios públicos para echarle la culpa a su gobierno, señor Muñoz. Estamos dispuestos a arremangarnos, como siempre. Con nuestro programa, intentando dar voz a los que no la tienen aquí en Plaza Nueva. Señalando los problemas, descubriendo esa Sevilla que les cuesta ver.
Nos ha tocado vivir tiempos de incertidumbre, no terminamos de salir de una crisis y ya estamos entrando en otra. En esos momentos, como decía Gramsci, en los que el viejo mundo se muere y el nuevo tarda en aparecer, surgen los monstruos. Y ante esos monstruos, tenemos que plantear a nuestros vecinos y vecinas certezas, soluciones para los problemas de su vida diaria.
Y esas soluciones no pasan porque Dior desfile en la Plaza de España. Eso, aunque bueno para la ciudad en términos de marca, no hace más que acrecentar la brecha de desigualdad. Porque mientras en una punta del Distrito Sur se paseaban trajes millonarios, en la otra punta -más al sur- había familias intentando dormir con el calor y pensando qué podían comer sin poder utilizar la cocina porque llevaban horas sin luz.
Señor Muñoz, termino como terminé en el Pleno de investidura: en tiempos convulsos, hace falta demostrar a la ciudadanía dos cosas: que la izquierda es capaz de entenderse y que el Partido Socialista cumple con lo que dice y con lo que firma con la izquierda. Si no, llegarán los monstruos a esa silla donde está usted ahora mismo sentado.