En defensa de la libertad de expresión y la igualdad ante la Ley: jaque mate

 

El pasado 23 de octubre, por iniciativa de Izquierda Unida, el Congreso de los Diputados acordó iniciar los trámites para revisar el Código Penal con el objetivo de reducir las penas o eliminar tipos penales correspondientes a delitos como las injurias a la Corona y a los símbolos nacionales e instituciones del Estado, el enaltecimiento del terrorismo y la ofensa a los sentimientos religiosos.

El Grupo del PP en el Ayuntamiento presentó el mes pasado una moción en el Ayuntamiento de Sevilla para mostrar el rechazo a esta iniciativa. La cosa apuntaba a que no saldría adelante y máxime después de que el PSOE acordara con Unidos Podemos esta reforma en la negociación de los Presupuestos Generales… pero el alcalde Juan Espadas nunca defrauda: el PSOE de Sevilla votó lo contrario que había votado su propio partido días antes en Madrid.

El señor Espadas hizo en el Pleno una encendida defensa de aquella posición y es que, según sus propias palabras, tenía que quedar muy claro que «quien gobierna la ciudad ni tolera, ni admite, ni le parece minimamente razonable las injurias a la Corona, ni a los símbolos nacionales, ni por supuesto la ofensa a los sentimientos religiosos».

En el Pleno de mañana el señor Espadas y el PSOE tienen una nueva oportunidad para mostrar, quizás esta vez sí, lo que Rubalcaba llamó «hondas raíces republicanas». Dentro de la campaña impulsada por IU a nivel federal, bajo el lema «Reprueba la Corona», presentamos una moción para que se derogue este delito de injurias y para reafirmar el compromiso con los valores republicanos y la democracia.

Es inaudito que el Gobierno de Pedro Sánchez pretenda recurrir al Tribunal Constitucional una resolución política aprobada en el Parlament de Catalunya, que no tiene ninguna trascendencia ni consecuencia ejecutiva, y a pesar de que el Consejo de Estado concluyó que este tipo de acuerdos son de «una naturaleza netamente política y no jurídica” y por ello descartaba la impugnación.

Este empecinamiento del PSOE no es más que un fiel reflejo del intento de proteger a una institución anacrónica y corrupta como la Corona de España que hace aguas. Han enviado incluso argumentarios a sus grupos municipales para evitar tentaciones republicanas ante estas mociones de IU, indicaciones a sus concejales y concejalas para que sigan siendo súbditos y ni se les ocurra cuestionar el papel de la monarquía.

Como decía, inaudito que se pretenda perseguir a cargos públicos por debatir y opinar en la institución para la que han sido democráticamente elegidos. Aunque ya nada nos sorprende cuando vemos pasar a humoristas o sindicalistas por los juzgados por hacer una broma sonándose los mocos en una bandera o poner un tuit hace dos años llamando «miserable» al actual monarca.

Hablamos de más y mejor democracia, ya no sólo por el hecho de poder elegir al Jefe de Estado y no dejarlo en manos de la herencia genética… si no por una cuestión de libertad de expresión y de igualdad ante la Ley.

Ha sido el propio Tribunal Europeo de Derechos Humanos el que ha condenado a España a devolver la multa que, a cambio de no ingresar en prisión, pagaron dos jóvenes condenados por quemar hace 11 años una foto del Rey. Que nuestro Código Penal proteja más a la Casa Real que al resto de familias vulnera la Convención Europea de Derechos Humanos en su artículo sobre la libertad de expresión.

El delito de ‘lesa majestad’ en nuestro país es una rareza en el contexto europeo; incluso en países que suelen ponerse como ejemplo de monarquías modernas, como el caso de Inglaterra, no hay límites formales a la libertad de expresión en relación con la reina o la familia real. La jurisprudencia europea es clara: no se puede otorgar una protección especial y cualificada a cargos e instituciones sino más bien al contrario, ha de permitirse un mayor grado de crítica hacia ellas. En una democracia, cualquier institución pública debe encontrarse sujeta al cuestionamiento y al escrutinio ciudadano.

Además, el comportamiento de los Borbones en los últimos tiempos ha sido de todo menos ejemplar, los casos de corrupción y las actividades poco éticas han marcado la agenda de la Casa Real. Si todos somos supuestamente iguales ante la Ley, ¿por qué PP, PSOE y Cs se han empeñado sistemáticamente en que ni si quiera se debata en el Congreso la creación de una comisión de investigación sobre los presuntos delitos que haya podido cometer el rey emérito? ¿Por qué en nuestro país puedes supuestamente participar de mordidas o tener cuentas en paraísos fiscales según como te apellides?

La actitud que han demostrado en los últimos años tanto el PSOE, el PP y Ciudadanos o la judicatura de este país; el posicionamiento de un Podemos que, hasta hace poco, bailaba entre dos aguas y ya no; los deslices cada vez más comunes del ciudadano Juan Carlos de Borbón dejándose fotografiar donde no debe; junto a las desbordantes convocatorias de consultas en las universidades sobre el modelo de Estado, evidencian que está habiendo movimientos en el tablero y que quizás el ‘jaque mate’ esté más cerca de lo que nos creemos.

¿Cuántos árboles hay en Sevilla? El diablo se esconde en los detalles

La semana pasada el gobierno anunció a bombo y platillo un programa de plantación de unos 5.100 árboles en los próximos meses. Acogemos de buen grado  esta iniciativa, pero sin duda llega tarde y, desde luego, resulta insuficiente para paliar el daño ocasionado por el gobierno de Juan Espadas a las zonas verdes de la ciudad con sus talas masivas y un mantenimiento más que deficiente.

Ni el alcalde ni nadie de su gobierno está en condiciones de sacar pecho con esta cuestión. Los datos están ahí, aunque más adelante entraremos en detalles. Si el gobierno ha talado unos 3.000 árboles, tocaría reponer otros 15.000 según el PGOU… que indica que por cada árbol talado se planten otros cinco.

También nos ha sorprendido (en realidad no) que el gobierno licite a estas alturas del mandato la redacción del Plan Director del Arbolado Urbano… ¿no lleva el PSOE más de tres años alardeando de planificación en este ámbito? Pues ha sido ahora, a seis meses de las elecciones municipales y justo al comienzo de la campaña electoral del 2D, cuando han tramitado por urgencia (sí, por urgencia) este contrato cuyo plazo de ejecución se establece en seis meses (casualmente para las municipales).

Pero ahora que se anuncian campañas de plantación y se habla de planificaciones a futuro, cabe preguntarse ¿cuántos árboles hay en la ciudad de Sevilla?

Porque la cosa va de números, de cifras que se contradicen y, si me lo permiten, de mucho ruido y pocas nueces. En septiembre de 2016, el Director de Parques y Jardines afirmó en una entrevista que «no quedará una calle con un alcorque sin árbol cuando termine el mandato». En aquel momento el gobierno hablaba de 9.000 alcorques vacíos.

A principios de este año, cuando entró en vigor el nuevo macrocontrato, el alcalde anunció unos 7.000 árboles nuevos en un año… ahora el anuncio se ha reducido a 5.100. ¿En qué quedamos? Se decía también que había más de 200.000 árboles y a la vez que la cifra era de 115.000 «según el estudio realizado al comienzo de mandato».

Según el pliego del macrocontrato, las empresas adjudicatarias de los diferentes lotes han tenido que actualizar el inventario y elaborar unas programaciones y calendarios definitivos junto a la Dirección Técnica del Servicio de Parques y Jardines. Así se dice textualmente: “en base a las programaciones presentadas en la oferta y una vez actualizados los inventarios, tanto de arbolado como de zonas verdes, deberán procederse junto con la DT a la elaboración de las programaciones y calendarios definitivos que serán de aplicación desde el primer día del contrato”.

En el mes de septiembre desde IU solicitamos el inventario, tanto de arbolado como de zonas verdes, actualizado por cada uno de los 10 lotes en los que se divide el contrato en cuestión. Si atendemos a los datos que el gobierno facilitó al Grupo Municipal de Izquierda Unida, la cifra que arroja el inventario es de 141.557 árboles y palmeras.

Pero no parece que la respuesta haya quedado totalmente resuelta. Estos datos no cuadran con los que el PP hizo públicos hace unos días (supongo que para limpiar su mala conciencia y hacer olvidar el papelón que jugaron en el Pleno extraordinario para impedir que saliera adelante la comisión de investigación), pero tampoco cuadran con la realidad y basta darse un simple paseo para corroborarlo.

Por poner un ejemplo, mientras que en los datos del PP no aparece ningún alcorque vacío y sólo 12 tocones en la calle San Fernando; en los datos ofrecidos a IU hay un alcorque vacío y 12 tocones… y, dándose un paseo, podemos ver que hay hasta 22 tocones y alcorques sin árboles. En la avenida de Alvar Nuñez, según la información facilitada por el gobierno, no hay alcorques sin árboles… pero si uno se da una vuelta por allí podrá ver hasta 11 huecos donde no hay ningún ejemplar.

Además, en el inventario que nos ofrecieron, faltan algunas calles muy evidentes como la avenida de Cádiz, Marques de Paradas, Reyes Católicos o Martín Villa. Por tanto, ¿qué actualización del inventario han hecho las empresas privadas adjudicatarias del macrocontrato? ¿Han cobrado por ese trabajo? ¿Ha sido inspeccionado por el Ayuntamiento ese trabajo?

Como decíamos, el gobierno acaba de licitar una asistencia técnica para redactar el Plan Director del Arbolado Urbano… y vuelve a pedirse ahí la actualización del inventario. ¿Estamos pagando de nuevo por algo que, supuestamente, ya tendrían que haber hecho las empresas privadas del macrocontrato?

Pero el descuadre de los datos no acaba aquí. Si nos fijamos en la información del Lote 1 del macrocontrato (Conservación del arbolado y la jardinería asociada al viario. Sector Norte), que incluye a los distritos Triana, Casco Antiguo, Macarena, San Pablo-Santa Justa, Sevilla Este-Alcosa-Torreblanca y Norte, la disparidad en las cifras se puede apreciar en varios documentos.

Si nos fijamos en el programa de trabajo que la adjudicataria presentó al Ayuntamiento, las tareas previstas se aplican sobe un total de 59.353 árboles (la división por distritos se puede ver en la imagen de la izquierda), pero en el inventario que el gobierno ha facilitado a Izquierda Unida sólo hay 42.586 árboles en ese sector de la ciudad. ¿Dónde están los que faltan?

Todo este carajal se solucionaría con la transparencia y la participación ciudadana que el gobierno del PSOE nos ha venido negando a la oposición y a las entidades ecologistas desde el minuto uno en todo lo relativo al mantenimiento de nuestras zonas verdes.

¿Cuántos árboles hay en la ciudad de Sevilla? Pues no lo sabemos a ciencia cierta, pero a falta de que el gobierno cumpla con la moción aprobada y haga pública toda la información relativa al arbolado de nuestra ciudad, puedes descargarte el inventario que nos hizo llegar aquí.

Municipales 2019: no es tiempo de dar codazos

En multitud de ocasiones hemos teorizado sobre el proceso de unidad popular y sobre su concreción en la conformación de una candidatura unitaria a la izquierda del PSOE, como paso importante pero no esencial para lograr esa deseada y necesaria unidad.

Si nos referimos a nuestra ciudad, hay que empezar recordando que las cosas no salieron bien en las pasadas elecciones municipales. Más allá de movimientos tacticistas de las fuerzas políticas en aquel momento, lo que falló en la receta fue la inmadurez del debate y la fragilidad de los consensos generados.

Cuestionamientos infértiles sobre lo que queríamos ser de mayores llevaron a aquel proceso de (cierta) unidad al traste. Y es que perdimos mucho tiempo y nos debilitamos innecesariamente enrocándonos en debates secundarios y eternos: que si éramos una fuerza de izquierda o nos dejábamos caer en el pozo del municipalismo sin ideología; que si asumíamos con normalidad la presencia de organizaciones políticas y la fórmula de una coalición o nos sumábamos a la moda de los partidos instrumentales y las agrupaciones de electores…

También habría que tener en cuenta quizá la tardanza a la hora de iniciar aquel proceso y el hándicap que suponía intentar construir una candidatura unitaria a la sombra de las dos grandes capitales del país y sus marcados hiperliderazgos.

Hoy toca preguntarse si lo de 2015 fue un fracaso o no. De naturaleza optimista como soy, estoy convencido de que aquello fue más bien parte del proceso. Una parte de un todo que no tiene un final concreto y que se va construyendo poco a poco.

Dando por hecho que lo que se está fraguando actualmente en Sevilla  es un proceso de convergencia electoral (que no es poco) y que lo de la unidad popular va para largo y a fuego lento (como los buenos potajes), hoy podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que estamos en mejores condiciones que en mayo de 2015 para avanzar por la senda de la confluencia política.

Las organizaciones que por ahora estamos implicadas (esperamos que se sumen muchas más) en este proceso llevamos tiempo convergiendo de manera natural y sin imposturas, trabajando cómodamente y con sinceridad y coordinándonos a la hora de hacer propuestas políticas concretas, ya sea en las instituciones o en la calle. Coincidimos en las movilizaciones, en los barrios, parando desahucios…

Lo que tanto habíamos postulado en nuestros documentos que había que hacer se está cumpliendo con la práctica diaria, dejándose atrás desconfianzas y prejuicios pasados. Un proceso que se ha asumido con naturalidad, interiorizándose entre militantes, simpatizantes y personas ajenas. Lo importante no eran las siglas o que hubiera una pared separando dos grupos municipales, sino lo que éstos defendían y que ahí no había (grandes) diferencias.

Lo que hace cuatro años nos hizo perder tanto tiempo, parece que en estos momentos está superado. La otrora rancia sopa de siglas, ahora parece plato de buen gusto. Las estrellas, hoces y martillos no son tan malas compañeras de viaje. La presencia de partidos (de nuevo cuño o con decenios de historia) se acepta con normalidad y se asume (casi) sin complejos que somos de izquierda.

El reto que tenemos por delante no es pequeño. Vamos tarde pero también con buen paso y con un largo camino recorrido.

Pero para que esta vez salgan las cosas bien habría que despejar, en primer lugar, cualquier duda sobre los debates superados a los que hemos hecho referencia anteriormente. Se trata de no volver a tropezar con la misma piedra. Una cosa es dar la espalda a lo colectivo y a la construcción desde abajo, porque aunque haya lógicos y necesarios acuerdos por arriba es por abajo dónde se tiene que cimentar el proyecto, y otra cosa muy distinta es volver a la bisoñez práctica y política.

Si Zoido demostró cómo se puede desperdiciar una mayoría absoluta para resolver los problemas de la ciudad, Espadas ha evidenciado en este mandato que tampoco el PSOE está dispuesto a cambiar las prioridades del gobierno municipal para poner en el centro de la agenda política el combate a las desigualdades. Por tanto, a dónde queremos llegar ya está claro y hay amplísimos consensos al respecto. Señalar diferencias en este sentido y hacer de ellas un problema no es más que mala baba.

¿Qué queda? Dejar de dar codazos y centrarse. No es tiempo de protagonismos, es el momento de fomentar lo colectivo. No es tiempo de agendas personales, es el momento del ‘programa, programa, programa’. No es tiempo de señalar las diferencias, es el momento de potenciar lo que nos une. No es tiempo de buscar la foto a cualquier precio, es el momento de diluir los apellidos mientras nos arremangamos para la faena. No es tiempo de aparatos, es el momento de poner en valor el trabajo de cada organización en su conjunto. No es tiempo de agarrarse a aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor, es el momento de ser audaces y arriesgar. No es tiempo de verdades absolutas, es el momento de no tener miedo a remover nuestros cimientos. Tampoco es tiempo de reivindicar siglas, ni de contubernios internos, ni de cálculos postelectorales.

La falta de respuesta a los problemas materiales de la clase trabajadora, la necesidad de que no vuelva a haber un gobierno que dé la espalda a los barrios, la urgencia de poner la economía y la riqueza de la ciudad al servicio de los desposeídos y enfrentarse, llegado el caso, a los poderosos… nos obligan a dejar atrás los debates estériles y a superar los ‘yo’ en favor de los ‘nosotras’.

Lo dicho: sabemos quiénes son los enemigos y conocemos las piedras en las que hemos tropezado. Soltemos el lastre de lo accesorio y pongamos toda la maquinaria en marcha para llegar cuanto antes a la meta. Sin prisa, pero sin pausa… y sin codazos.

Ordenanzas Fiscales 2019: comodidad con la derecha y brazos cruzados con la izquierda

Intervención en el Pleno Extraordinario de las Ordenanzas Fiscales para 2019

Buenas tardes

Lo primero, mandar un saludo a los trabajadores y trabajadoras de este Ayuntamiento que hoy han ejercido su derecho a huelga en defensa de los servicios públicos y a pesar de este equipo de gobierno que se hace llamar socialista y obrero… incluso llegando algunos a presumir de sindicalistas.

Como ya suele ser normal en estos Plenos de ordenanzas fiscales, lo primero es cuestionar las formas. La cancelación de este debate de un día para otro y el retraso hasta el día de hoy ponen de manifiesto una clara mala gestión por parte del gobierno. Los que nos teníamos que pronunciar al respecto del proyectos: el TEA, el Consejo Económico y Social y los Grupos de la oposición lo hicimos en tiempo y forma.

Hay que recordar que los primeros días de septiembre, Espadas lanzó un órdago y planteó un acuerdo global de ordenanzas y presupuestos a los grupos de la oposición, declarando que era eso o el caos. El alcalde se instaló en la antipolítica al pedir que un debate capital, como el de los ingresos y los gastos, se alejara de la confrontación de ideas y de modelos de ciudad. Pedía que no se hiciera campaña electoral, pero anunciaba de forma electoralista una futura bajada de impuestos sin precisar criterios de renta ni progresividad.

Este proyecto de Ordenanzas Fiscales evidencia que estamos ante un mandato amortizado. Amortizado en tanto que el PSOE se ha entregado por completo al pacto con el Partido Popular: donde el señor Beltrán Pérez ha dicho que recorte, ha ido el señor Espadas a recortar. Y amortizado también por el nulo interés del gobierno en afrontar una modificación de impuestos y tasas medianamente seria y completa.

Como decía, Espadas se ha sumado al discurso falaz de que bajar impuestos es bueno per se. Lejos queda el programa electoral del PSOE cuando decía aquello de que “los impuestos y tasas deben siempre estar diseñados en torno a criterios de equilibrio, proporcionalidad y adecuación al contexto social y económico”.

Hoy nuevamente se va a dar un hachazo a la progresividad… y a las políticas progresistas. Es necesario preguntarse: ¿a quién ha beneficiado esta bajada? La respuesta es sencilla: a una minoría de los contribuyentes, basta con observar los sujetos con mayor cuota tributaria. Es decir, quiénes pagan más IBI en la ciudad. Y, según la respuesta que nos dio la propia Agencia Tributaria, estamos hablando de recibos que llegan desde un montante de 4’6 millones hasta un millón de euros.Si pagas más de un millón de euros en IBI… ¡claro que te beneficia la bajada fiscal! Si tienes propiedades suficientes como para pagar esas cantidades en el recibo del IBI, con el beneficio de la bajada puedes darle la razón al señor Millán y comprarte varios coches y montar algún que otro negocio.

En cambio, si eres un sevillano o una sevillana con un recibo de IBI medio (3 de cada 4 personas) pues el ahorro fiscal te da (como dijimos el año pasado) para unos cuantos cafés con leche o algún que otro viaje en autobús.

Pero claro, hablar de estas cosas es hablar de política… y cuando uno se dice socialista pero abandona sus principios, se siente mucho mejor en la antipolítica.

Lejos también ha quedado aquella parte del programa electoral del PSOE en la que decía que “es imprescindible el diálogo y el trabajo conjunto con todos los agentes económicos y sociales de la ciudad”, por eso este proyecto de Ordenanzas Fiscales da la espalda y desoye todas las propuestas del Consejo Económico y Social.

Hoy tenemos ante nosotros el giro definitivo de Juan Espadas hacia una política económica liberal, ni tan siquiera socialdemócrata y mucho menos socialista. Unos impuestos y tasas de derechas, que no piensan en la mayoría de la ciudad, con unos cuantos adornos de progresía barata que no sirven para nada. Y ahí está el balance de bonificaciones del año pasado que lo corrobora: ¿cuántas bonificaciones se han hecho a obras en VPO? Cero. ¿Cuántas por inicio de actividad? Cero. ¿Cuántas por fomento del empleo? Cero.

Este balance de la Agencia Tributaria arroja otro dato interesante (que no lo dice IU, lo dice el propio gobierno) y es que la bajada en el recibo del IBI para este año a la “familia media” es de 15 euros. Con 15 euros de ahorro al año, ¿qué puede hacer una familia? Insistimos en esta idea que no es otra cosa que hacer política y, cuando se hace política, hay que decidir para quién se hace, a quién se busca beneficiar. Hoy se vuelve a demostrar que Espadas no tiene en la cabeza a la mayoría social de nuestra ciudad.

Y así lo demostró también cuando planteó la subida del precio del agua, que le cogimos con el carrito del helado. Hay un compromiso de este Pleno y del Consejo de Administración de EMASESA de estudiar la implementación de una tarifa progresiva, según criterio de renta, como están haciendo otros ayuntamientos… y usted planteó tabla rasa y subida de la factura. ¿Gobernar para la mayoría? Volvemos a ponerlo en duda.

Estamos ante un alcalde conformista. Creo que el señor Espadas es actualmente el principal alcalde del PSOE a nivel estatal, pues en vez de intentar pintar algo en el panorama político, de reivindicar una financiación justa para los Ayuntamientos… se cruza de brazos, hace cuatro reformitas pactadas con el PP y pone pegas a todo lo que venga de fuera.

Porque eso es lo que ha hecho su gobierno, señor Espadas, ante las propuestas de Izquierda Unida: poner pegas.

Poner pegas al recargo del IBI a las viviendas vacías. Entendemos que hay margen legal, que la Ley andaluza ya no está recurrida al Constitucional y usted, en vez de afrontarlo como alcalde de la capital de Andalucía, le pone pegas, reparos… y se cruza de brazos.

Pegas también a la bonificación del IBI en polígonos industriales. Cuando el PSOE estaba en la oposición y presentaba esa enmienda, no le preocupaba tanto lo que se dejaba de ingresar. Ahora el interventor cuestiona la progresividad y hasta la propia bonificación y usted, señor Espadas, en vez de recordar sus viejos compromisos de oposición y ver cómo encajar la propuesta, se cruza de brazos.

Ante las viviendas turísticas, también se cruza de brazos. Hemos rescatado las propuestas que el PSOE hizo el año pasado… y ahora en 2018 votan en contra. ¿Será por conformismo? ¿Por mala memoria? ¿O por el pacto con el PP? Se cruzan de brazos ante cualquier política social que se haya querido incorporar a estas ordenanzas fiscales en el estrecho margen de maniobra que ustedes han impuesto al modificar tan pocas ordenanzas.

Y ahora dirán que el PSOE está en esta posición porque desde Izquierda Unida y desde Participa no le hemos dado más opción, porque no le aprobamos los presupuestos de 2018. Pero se ha parado a pensar alguna vez, señor Espadas, ¿por qué le resulta tan cómodo cumplir con la derecha y con la izquierda todo son pegas, reparos y brazos cruzados?

Juan Espadas, el broncas

Cuentan los que han pasado por la planta noble del Ayuntamiento que el alcalde tiene una técnica algo peculiar a la hora de enfrentarse a una reunión complicada o a un conflicto. Dicha estrategia, más antigua que el hilo negro, se podría resumir en no dejar hablar al de enfrente y echarle la bronca.

Han sido varios los colectivos que, después de tener una reunión con el principal munícipe, han acabado con cara de sorpresa y mal cuerpo. «Pues no que me ha echado la bronca, como si él no tuviera culpa de nada».

Esta actitud no sólo es de Juan Espadas. Sonado fue el rapapolvo que, en el Pleno y en riguroso directo retransmitido por las redes, dio la delegada del Distrito Macarena a una comunidad de vecinos ante sus quejas y preguntas en el turno ciudadano. Imagínese: hace todo el trámite burocrático para poder intervenir en el Pleno, se come varias horas de tediosa sesión en aquellas incómodas sillas hasta que te llega el turno participativo… y te echan la bronca. Pues claro, sales de Plaza Nueva con muy mal cuerpo y más enfadado que cuando llegaste.

Son varias las veces que, ante protestas de trabajadores y trabajadoras en el Pleno, el o la concejala socialista de turno (por muy sindicalista que diga que haya sido) salta con algún comentario bastante impropio de quien también se hace llamar socialista y obrero. «Llamen, llamen al servicio y comprueben si ese que se ha levantado con la pancarta debería estar en su puesto de trabajo o no». Lo dicho, otra bronca.

Ante la huelga convocada por los Servicios Sociales y el Servicio de la Mujer, dada la precaria situación de la atención a las familias más vulnerables de la ciudad (no vamos a repetir de nuevo las cifras de pobreza), el alcalde salió al paso tachando la movilización de desproporcionada. Se sentó con los sindicatos… y otra bronca.

Mañana lunes hay convocada una nueva huelga en el Ayuntamiento para el conjunto de los servicios. Pues esta vez, Espadas ha salido básicamente diciendo que los trabajadores son unos privilegiados: que ya tienen las 35 horas semanales y que ya se les ha subido el sueldo. Ambas cuestiones amparadas por Ley y, por tanto, ni por asomo un regalo del bueno de Juan.

Y todo como si la huelga fuera por ganar más dinero… y no por tener un servicio público digno y en condiciones o porque no se han cumplido las cosas que se firmaron. De nuevo, el alcalde se prepara para la bronca y, como si él no hubiera firmado hace dos años un acuerdo con plazos concretos, ahora propone un acuerdo con plazos concretos.

Y lanzan un comunicado desde la Delegación de Recursos Humanos aclarando que respetarán el derecho de huelga (ahí les ha salido la vena sindicalista) y relatando todas las ventajas que tiene la plantilla (¡qué lujo!) y las propuestas que han hecho (¡de nuevo!) a los sindicatos. Al menos terminan diciendo que a partir del martes «se esforzarán por el restablecimiento de una relación de confianza con las Secciones Sindicales»: ¿dejarán de echar broncas?

Puede ser cosa de personalidades o que a Juan Espadas se le ha agriado el carácter desde que tomó el mando, o quizás sea que ya sólo le queda ponerse en esa actitud constante de defensa ante las críticas. Como gato panza arriba, que me gusta a mí decir. Pero lo que está claro es que si un vecino, una activista o un trabajador consigue reunirse con Espadas y sale más mosqueado que cuando entró, algo está haciendo muy mal.

Pero bienaventurados los que consiguen sentarse con el alcalde, que hay otros que no son nadie para Espadas ni tienen representatividad… porque de la bronca al desprecio hay una fina línea de separación.