Hacia una nueva Convocatoria: el documento de las amapolas

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Ahora que estamos en un proceso congresual en el PCE y en un proceso asambleario en IU, ahora que tenemos sobre la mesa una pila de documentos y tesis abiertas a debate, ahora que se habla de «volver a ser lo que fuimos» y desmembrar a Izquierda Unida de todo lo malo de un partido político para reconstruirla con todo lo bueno de un movimiento político social… me acordé de otro documento, que no está a debate, que es antiguo y en algunas cuestiones está desfasado. Otro documento que es imposible encontrar por Internet de forma íntegra pero que hace unos años llegó a mis manos en papel y en word, un documento que es fue el origen de Convocatoria por Andalucía en 1984 y, por ende, de Izquierda Unida: se trata de conocido como «Documento de las amapolas».

Buscando entre papeles antiguos, di con una «revista de debate político y teórico» editada por el PCE en el año 1994 de cara a la IV Asamblea de IU… que pone de manifiesto los buenos análisis que hacemos en el papel y lo poco que, en la mayoría de los casos, lo ponemos en práctica. En el artículo titulado «A modo de manifiesto: una izquierda para la transformación» podemos encontrar los siguientes párrafos de hace 22 años pero ahora a debate de nuevo, muestra de que el problema no ha sido superado:

Las viejas fuerzas se definían básicamente por las estrategias que privilegiaban las instituciones como ámbitos exclusivos y excluyentes de intervención política. La conquista del Estado era la llave que abría todas las puertas. La máxima moral de esta estrategia era y es: el fin justifica los medios.

Esta articulación ha conocido sus expresiones organizativas, sus hábitos, su particular modelo. Una parte de este mundo es el que la gente desprecia y que ha generado el descrédito de la política.

¿Resultan tan ajenos a nuestro pasado o nuestro presente alguna de sus más reconocidas características?

Quizás la característica más novedosa impulsada por Convocatoria por Andalucía, primero, y luego por Izquierda Unida fue la elaboración colectiva. Julia Anguita en una entrevista para El Mundo de 2013 decía que ésta era «la mayor aportación de IU a nuestra historia política»… ¿pero qué es la elaboración colectiva? ¿Qué son las áreas?

Pare responder a dichas preguntas merece la pena retrotraerse a la I Asamblea de IU celebrada en Madrid los días 11 y 12 de febrero de 1989:

Las áreas de trabajo no pueden ser exclusivamente órganos de elaboración de alternativas o programas: se convertirían en una superestructura burocrática, cuyas elaboraciones serían en realidad especulaciones en el vacío. La elaboración es un momento del proceso acción-reflexión-acción que se repite incesantemente. De acuerdo con esto, las áreas de trabajo deben ser además de marcos para la elaboración, órganos de participación, impulsores de propuestas de movilización y de las acciones reivindicativas o políticas de las fuerzas de IU y de todo el pueblo en sus respectivos ámbitos. Dicho de otra manera, Izquierda Unida debe conseguir presentarse como el lugar natural para elaborar la Alternativa y como el lugar natural de la lucha por esa Alternativa.

En el libro «Contra la ceguera» de Julio Anguita y Julio Flor (La esfera de los libros, 2013) se nos hace la siguiente reflexión: «¿Son las áreas de elaboración colectiva unos simples gabinetes de asesores áulicos o el mecanismo de participación vía conocimiento y propuesta? Según sea la respuesta así será la IU resultante».

¿En qué se ha convertido Izquierda Unida y su seña de identidad? O mejor dicho… ¿en qué la hemos convertido? Si respondemos de forma seria a la pregunta del libro «Contra la ceguera»… ¿qué IU resultante obtenemos?

Valga esta mirada al pasado para la reflexión necesaria en este proceso y, ahora sí, les dejo con lo prometido y el texto íntegro del

Documento de las amapolas

Este documento del Partido pretende ser una propuesta de debate a los sectores progresistas de la sociedad andaluza para la elaboración de un Programa de gobierno con la aportación de todos.

10903401_1545029932404012_1955859393_nANDALUCÍA Y LA CRISIS

  1. Andalucía, por sus peculiaridades sociales, económicas e históricas, que han caracterizado su desigual incorporación al Estado, padece una específica situación de deterioro. Los niveles de renta y paro indican que las perspectivas de futuro no son halagüeñas. Otros muchos factores nos lleva a pensar que con Andalucía se está produciendo una grave discriminación territorial.
  2. La crisis económica incide particularmente en Andalucía, así como las “soluciones” que se intenta aplicar. Hoy en Andalucía la producción final es inferior a años anteriores, el paro aumenta y no aparecen síntomas de recuperación. Al contrario, parece que cada día se cierran más puertas al desarrollo andaluz, incluso las más tradicionales. Quienes más lo están sufriendo son los trabajadores, que ven cómo en los últimos años la participación salarial en la renta nacional ha descendido en diez-quince puntos (según las zonas y sectores).
  3. Ante esta situación estructural de crisis económica y de Estado, la derecha tradicional españ9ola (en su vertiente económica representada por la CEOE y por AP en lo político, ha apostado por una determinada salida de la Crisis. Salida que internacionalmente plantea un marco de intervenciones que incluye: la OTAN en lo político-militar, la división del trabajo según directrices de las grandes compañías multinacionales y al aceptación de las orientaciones del Fondo Monetario Internacional, al par que se inserta a España en la carrera armamentística mundial, con inversiones en absoluto justificable. A escala nacional, esta derecha tradicional apuesta por: potenciar la gran banca, las multinacionales y la gran empresa privada; el descenso de los salarios, el recorte de los gastos sociales y la presión fiscal; aumentar la dinámica centralizadora en las actividades económicas y políticas; disminuir el papel social de los sindicatos y la propia actividad económica del Estado.
  4. Consecuencias de lo anterior son el aumento de la conflictividad que, desde el creciente deterioro social, carece de cauces de expresión, por lo que recurso a la represión por parte del Gobierno es frecuente y alarmante. Tal esquema económico está generando también unas relaciones laborales que potencian mecanismos de explotación del trabajo como el empleo negro o subterráneo tan frecuente hoy día, que va desarticulando progresivamente a la clase obrera, alejándola cada vez más de las posibilidades de control sobre las relaciones de trabajo. Por otro lado, las formas que está adquiriendo la crisis está provocando un deterioro social que se manifiesta en el descenso de las actividades asociativas, el aumento de los corporativismos, reacciones defensivas e intolerantes, aceptación y adhesión a pautas conservadoras, incluso por amplios sectores populares, téngase presente al respecto la reacción generalizada ante la cuestión de las libertades públicas y la seguridad ciudadana. Estas características del deterioro social constituyen una base para la consolidación de la hegemonía de la derecha e incapacitan para responder de forma organizada a la propuesta conservadora de salida de la crisis.
  5. El camino político iniciado por España en 1982 con el voto mayoritario al PSOE no ha solucionado la situación. La política de ajuste duro propugnada por el PSOE no tiene en cuenta la base electoral y las fuerzas sociales que influyeron en tal voto. Más que intentar fortalecer tal convergencia, el Gobierno trata de responder a las exigencias planteadas por los poderes financieros y las multinacionales, homologándose a los modelos imperantes en Alemania e Inglaterra, bajo la tutela USA, sin dar cancha a los grupos sociales que hicieron posible su acceso al poder y que hoy sufren una situación de extrema debilidad. El resultado de tal política se va concretando en una serie de aspectos: la opción atlantista ante un tema estratégico fundamental como es la OTAN, la incapacidad de solucionar las consecuencias dramáticas del aumento del coste de la vida y del paro; el reforzamiento de las opciones económicas de derechas (ejemplo indudables es el AES, totalmente negativo para los trabajadores); el debilitamiento del Estado de las Autonomías y de las libertades civiles, el aumento del deterioro social, sin olvidar la negociación oscurantista y partidaria que el Gobierno está realizando para incorporar a España al Mercado Común, que puede suponer, si no se hace correctamente, graves consecuencias para la economía andaluza. La clave de la situación está en asumir que los cambios en un sentido progresivo, sólo son posibles con una modificación substancial en la correlación de fuerzas sociales, donde los trabajadores y otros sectores populares tengan mayor capacidad de decisión. Y esto no entra en los cálculos del PSOE.
  6. Como consecuencia de lo anterior, AP carece hoy de campo político. Su política económica apenas es alternativa, salvo para los que sueñan aún con mantener viejos esquemas franquistas. La derecha económica necesita una AP fuerte, pero en la oposición, porque los niveles de consenso social que necesita para reforzar su hegemonía no los garantiza hoy tal opción política en el Gobierno. Así, AP no desempeña para la derecha económica más que un papel de guardián en un proceso de transición política y gestión económica de la crisis que hoy dirige el Gobierno. Todo lo cual indica que la alternativa en el Gobierno prevista por el esquema bipartidista no supone solución alguna para la salida progresista de la crisis. Al contrario, el bipartidismo es la fórmula política que implica una salida de la crisis a costa de los trabajadores y capas medias, suponiendo, por tanto, una reconversión “modernizadora” que se intenta imponer desde los intereses conservadores, perjudicando de forma específica a territorios subdesarrollados como Andalucía.

CRÍTICA DE LA GESTIÓN

  1. Hablar en Andalucía de crisis económica supone, en muchos sentidos, resaltar los fenómenos descritos anteriormente. Y al mismo tiempo, hablar de crisis en Andalucía implica hablar de problemas autonómicos, del desarrollo territorial y del papel de nuestra comunidad en el marco del Estado. Sin caer en ningún tipo de agravios comparativos, es cierto que en estos años se están notando en Andalucía, de forma intensa, los resultados negativos de una determinada estrategia económica. Estos fenómenos negativos nos llevan a la conclusión de que se está alcanzando un nivel de deterioro económico y social tan grave que es preciso plantear una vía de reconstrucción y de regeneración social. El índice de paro, tanto rural como urbano, es más alto que en ninguna otra comunidad autónoma. La desindustrialización se acusa cada vez más, llegándose a desmantelar sectores enteros de la producción nacional que se asentaban en Andalucía, cuyos ejemplos más significativos los podemos tener en el naval y el textil. Las actuaciones de política agraria siguen sin resolver el tremendo drama social de miles de trabajadores rurales en paro. La pesca, pendiente de la política, está sumida en una crisis de fondo. Seguimos sin poder controlar todo el flujo de capital que, producido en Andalucía, se traspasa a otras zonas con mayores índices de rentabilidad. En conclusión, en Andalucía asistimos diariamente a una crisis estructural que parece no tener fin, con tales consecuencias de marginación, desmembración y deterioro social que está influyendo negativamente en nuestro proceso democrático y autonómico y en el propio prestigio de las instituciones.
  2. Ante esta situación, vemos con preocupación cómo está actuando el Gobierno Andaluz, que asiste impasible a la profundización de la crisis, asumiendo de hecho el modelo económico que se marca desde Madrid. A pesar de haber recibido la mayor parte de las transferencias previstas en el Estatuto, este Gobierno está demostrando una gran falta de protagonismo y de actuación decidida en asuntos claves para nuestro presente y futuro como Comunidad Autónoma. En la práctica se ha convertido en un Gobierno que gestiona (a veces peor que cuando se actuaba desde Madrid) los aspectos superficiales y formales de la vida de la comunidad, sin entrar para nada en los centros claves que condicionan el modelo de desarrollo en Andalucía, funcionando, en suma no como un Gobierno autónomo sino como una sucursal del gobierno de Madrid. Lo más grave es que todo un depósito de esperanzas y de esfuerzo social que se fue acumulando en años anteriores, y que cristalizó en un 28 de febrero de 1980, s está dilapidando desde una actuación puramente de gestión y administración de la crisis, sin plantearse, en absoluto, la necesidad de contar con esa fuerza social que existe en Andalucía para imprimir un ritmo y un horizonte nuevo en nuestro desarrollo. Por tanto, el Gobierno Andaluz, no sólo intenta reducir la autonomía política a una simple descentralización administrativa, sino que, por su concepción global, no responde a los intereses mayoritarios andaluces, no respeta el mandato constitucional de luchar contra los desequilibrios básicos recogidos en nuestro Estatuto para sacar a Andalucía del subdesarrollo (ejemplo de esto son las actuaciones en cuanto a las ZUR, política de ferrocarriles, fondo de compensación Interterritorial, etc). En definitiva, el PSOE no sólo ah entrado en contradicción con su propio cuerpo electoral, sino que, con su política, pone en peligro y cuestiona el bloque social que hizo posible el 28-F, que sin duda, demandaba un desarrollo progresista para Andalucía.

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CONVOCATORIA A TODOS LOS ANDALUCES PROGRESISTAS

  1. Todo el proceso descrito hasta ahora es el resultado del desarrollo de los acontecimientos desde 1977 a 1982. De ahí la importancia de proyectar un marco alternativo y, por tanto, desarrollar una política de progreso y un bloque social y político que la lleve a cabo.
  2. La gravedad de la crisis y la desarticulación social exigen un compromiso y un protagonismo de grupos y sectores sociales que va más allá de la propia estructura del PCA. Una situación histórica como la presente, repleta de problemas y de momentos de crisis, desborda la acción de un solo partido y, a la vez, propicia el desarrollote formas ricas de pluralismo y de amplia participación social.
  3. En la perspectiva de crear un amplio bloque social que pueda sostener una política de progreso, el PCA juega un papel decisivo. A pesar de los aspectos negativos de la pasada crisis, de una forma de relación política que en algunos casos no ha coincidido con la dinámica social y del atraso de algunos métodos de funcionamiento, el PCA es la fuerza política fundamental para, desde una comprensión del proceso social, iniciar, organizar y llevar a cabo un proceso profundo de reorganización y reagrupamiento de los sectores más progresivos.

Tres razones avalan lo anteriormente dicho:

  1. En primer lugar, una capacidad de combate indudable. Capacidad que arranca de las convicciones ideológicas y del convencimiento de ser un Partido que existe en la medida que funciona y se entronca en un marco de actividad social. Su trabajo en la actividad sindical, especialmente en CC.OO., demuestra la afirmación anterior. De hecho CC.OO. se mantienen y potencia como fuerza organizada más allá de las tentaciones de consenso social sin compensaciones para los trabajadores, tal como ocurre con el AES.
  2. Precisamente porque estudiamos los procesos sociales desde planteamientos marxistas, reconocemos la enorme riqueza de elaboraciones y propuestas que desde la propia sociedad se producen. No establecemos una separación tajante y formalista entre partido y sociedad; todo lo contrario, pensamos que el partido aprende de lo que ocurre en la realidad social, lo interpreta y lo devuelve a esa sociedad convertido en una propuesta política apta para ser asimiladas por ella. Las propias contradicciones que sin duda se producen entre la sociedad y el partido deben servir para profundizar más en el estudio de la realidad y encontrar las vías que superen esos desajustes. Todo ello implica, por tanto, subrayar nuestro convencimiento del respeto más escrupuloso a las distintas organizaciones sociales como única forma de evitar la desarticulación del propio partido en el cuerpo social o bien la manipulación o instrumentación de las organizaciones sociales por el partido.
  3. Y en tercer lugar, como plasmación de nuestra visión dialéctica del PCA como partido de lucha y de Gobierno, podemos ofrecer una ejecutoria eficaz, honesta y comprometida desde muchos ayuntamientos. Gobiernos municipales que aportan a la sociedad una visión de la administración y del hecho público entendida de forma distinta a las visiones de derecha o meramente reformistas.
  • Junto a lo anterior, es un hecho que los andaluces han venido demostrando una muy notable capacidad de dinamismo social. Desde la lucha desarrollada por conquistar la democracia, la sensibilidad activa ante la cuestión autonómica (presente tanto un 4 de diciembre, como, sobre todo, el 28 de febrero de 1980), hasta la responsabilidad activa ante la reforma agraria, la reconversión naval, Intelhorce, Hytasa y otros ejemplos. Ciertamente que en la última etapa no se ha mantenido la articulación y movilización social, pero que no exista hoy el nivel organizativo de los años anteriores, no significa que haya desaparecido esta capacidad de dinamismo social. Lo que ocurre es que está esperando que se le convoque en torno a un proyecto atrayente y realizable.
  • Las reflexiones anteriores llevan al PCA a la conclusión de que es necesario poner en pie la idea de que Andalucía necesita una alternativa de progreso. Por eso CONVOCAMOS a los andaluces conscientes de esta situación a trabajar y comprometerse en torno a un proyecto que, elaborado y discutido por todos, aliente la formación de un Gobierno de progreso. Gobierno que sea medio y no fin del cambio, Gobierno que sea capaz de articular a los andaluces en torno a un programa amplio, compartido y eficaz.
  • El PCA está dispuesto a organizar esta convocatoria, iniciar el proceso para elaborar tal programa y desarrollar todas aquellas iniciativas de amplia participación que ayuden a conseguir una convergencia de progreso en Andalucía. Desde nuestra situación, desde nuestra presencia social y política en el Parlamento Andaluz, en los ayuntamientos, en CC.OO. y en cualquier otra organización social, los comunistas trabajaremos e impulsaremos este proyecto.
  • En la perspectiva de ese amplio proceso de convergencia social, concretando en torno a la política diaria y a al discusión y elaboración de un Programa de gobierno, el PCA presenta la candidatura de Julio Anguita a la Presidencia de al Junta de Andalucía. Tal candidatura debe ser reflejo de esa convergencia de esfuerzos y voluntades y a la vez ser instrumento que dinamice dicha movilización.
  • Tal concepción del proceso implica asimilar en su profundo sentido el carácter marxista revolucionario del PCA y supone comprender en su raíz las formas y modos en que se desarrolla la hegemonía del movimiento obrero y las ideas transformadoras. Hegemonía entendida como la afirmación de una capacidad dirigente que no se impone, sino que se alcanza interpretando las tendencias de los procesos reales y las aspiraciones del conjunto de la sociedad, tratando de elaborar las soluciones más justas y organizando las luchas e iniciativas adecuadas. Ello implica situar el papel del partido en contradicción con la idea de un partido dominante, exclusivo, hecho para sí mismo y al margen de la sociedad. El PCA plantea la necesidad de su acción precisamente en relación dinámica con lo “social”, con lo real, con lo que se mueve y avanza, intentando introducirse en esa realidad para, desde dentro, ser capaz de modificarla.
  • El proyecto que iniciamos a partir de ahora debe reunir unas características determinadas que hagan posible conseguir los objetivos que nos proponemos:
  • Debe hacer posible que se refuerce la capacidad autónoma de organización social: en el terreno sindical, ciudadano, juvenil, estudiantil y universitario, en el sector campesino, la pequeña industria, en el cooperativismo, en la cultura, en el sector muy amplio de pensionistas y jubilados, etc.
  • Debe ser capaz de combinar la elaboración del programa de Gobierno con la intervención y respuesta movilizadora ante hechos concretos, que van desde el conflicto de Nicaragua hasta la reivindicación concreta de una empresa.
  • Debe hacer aumentar la capacidad de intervención de ciudadano en la política, comprendiendo las causas y las razones de los hechos políticos.
  • Debe abrir la perspectivas tanto objetiva como subjetiva, de que es posible y necesario un giro político en Andalucía, una alternativa a la situación actual.

Esto nos plantea al PCA, como colectivo, la necesidad de:

  • Meter a fondo al PCA en los problemas de la sociedad, para comprenderlos, analizarlos y poder intervenir en su resolución.

– Plantearse como objetivo primordial el reforzamiento orgánico del PCA y el aumento de la afiliación y la militancia. En suma, es preciso implicar a todo el Partido en esta tarea, haciendo del PCA un organismo que desde todas sus agrupaciones y núcleos de dirección se lance al compromiso de levantar y poner en pie dicha alternativa. La capacidad para organizar las acciones de masas es el único criterio para enjuiciar si se está en posesión de la línea política, si existe unidad en el Partido y si hay verdadera disciplina.

HACIA UN PROGRAMA ALTERNATIVO DE GOBIERNO

Con la voluntad de compartir el debate, los problemas y las soluciones para Andalucía, desde la convicción política de que Andalucía, desde la convicción política de que Andalucía necesita modificaciones profundas en su estructura económica y social y, consecuentemente, de que el programa debe responder a un amplio espectro social y contener realizaciones y propuestas concretas presididas por el objetivo unitario de la creación de empleo en el marco de una planificación democrática de la economía, el PCA desea ofrecer los siguientes puntos que, en nuestra opinión, deben ser os ejes sobre los que gire el futuro programa de Gobierno:

  1. Autonomía plena sin recortes ni marginaciones, tal como la conquistó el pueblo andaluz el 28-F y consagra el Estatuto.
  2. Autonomía Andaluza con visión del Estado Español. Se trata en definitiva de no incurrir en provincianismos y hacer válido el lema.”Andalucía por sí, para España y la Humanidad”.
  3. Autonomía andaluza que no sea ajena a la defensa de la dignidad y soberanía nacionales frente a las actitudes serviles y claudicantes para con otros estados. Se trata de avanzar en la necesidad de una política inequívoca de independencia nacional y, en este sentido, Andalucía tendría que decir mucho sobre la paz, contra las bases extranjeras (Rota y Morón) y a favor de la soberanía española de Gibraltar.
  4. Autonomía Andaluza apoyada fuertemente en ayuntamientos y demás entidades locales que surjan, con el fin de conseguir los siguientes objetivos:
    1. Entidad autonómica restándole fuerza a la Administración Central y no a la Local; es decir, se trata de hacer ayuntamientos fuertes para reinvertir el proceso actual, consistente en que los entes autónomos se están reafirmando a costa de difuminar las instituciones de inferior rango en lugar de restarle fuerza a la Administración Central.
    2. Pacto institucional con los ayuntamientos. Y podemos ofertar algo: la participación de los mismos en los fondos de la Junta de Andalucía, llenando así de contenido el art. 142 de nuestra Constitución.
  5. Desarrollo de las libertades cívicas. La aceptación del pluralismo ideológico, social y político. La libertad de información sin abusos de mediatización política. Canal autonómico de Televisión. Defensa de las organizaciones sociales, reconociendo su intervención política, estimulando así la democracia directa y participativa. La concepción de que el orden público está al servicio de la libertad.
  6. Política Integral sobre la Juventud. La sociedad actual y la crisis de civilización, coloca a la juventud actual en una situación de marginación tan grave que sólo tiene solución con una política global. No basta una política del ocio, tiempo libre y deporte. Hay que actuar en el terreno de cada uno de los problemas sociales y también en el de la formación. Es necesaria una política integral, programada y coordinada que haga frente a la situación de paro, marginación y abandono.
  7. Gobierno que responsa al contenido pleno previsto tanto en la Constitución como en el Estatuto de Autonomía.
  8. Política de reconstrucción a niveles económicos, culturales y morales en el curso de una nueva ética de las instituciones y en la vida pública andaluza. Política de austeridad y sobriedad en el marco de la solidaridad nacional, dando ejemplo en los sueldos de los cargos públicos del Gobierno Andaluz.
  9. Política de reformas estructurales que modifiquen la actual estructura productiva. La Reforma Agraria Integral (RAI), así como las inversiones públicas que configuren una nueva estructura industrial para Andalucía.
  10. Política fiscal, financiera y presupuestaria al servicio de la actividad pública y que oriente la inversión hacia las actividades productivas que favorezcan un crecimiento armónico del desarrollo de Andalucía.
  11. En definitiva, una política económica que ponga en práctica un modelo de desarrollo económico territorial que rompa el predominio del modelo sectorial de la reconversión. El predominio del modelo sectorial reproduce los desequilibrios tradicionales entre los territorios, subraya la dependencia exterior y consolida los mecanismos de división internacional del trabajo.

La actual reconversión sectorial de Andalucía (contraria al modelo que propiciamos), ha profundizado nuestra desigualdad respecto al resto de España y las desigualdades de clases en Andalucía.

Por eso, propugnamos un modelo económico que arrancando de la realización de los recursos naturales (agrarios, pesqueros y mineros), trata de integrar los ciclos productivos en cadenas lo más completas posibles, estimulando así la presencia de la pequeña y mediana empresa andaluza.

Esta política exige una reorganización territorial cuyo eje fundamental sea la comarca.

En definitiva, una política de austeridad y solidaridad que reparta las cargas y equilibre la sociedad, donde la enseñanza y la sanidad tengan un decidido carácter público.

Esta política es posible si se basa en el apoyo y el protagonismo popular: en una actitud en que la participación activa sea el eje de la vida pública.

Esta convocatoria la hacemos a todos los andaluces que apuestan por el progreso de Andalucía. La hacemos desde la necesidad de reagrupar a miles de ciudadanos que no comparten el curso de los acontecimientos y desde la ilusión de que es posible modificar esta situación.

Hoy Andalucía exige un impulso político mayor y una fuerza capaz de hacerlo avanzar. El PCA está dispuesto a poner en tensión toda su capacidad para construir una alianza social que pueda imponer otra política.

A este compromiso llamamos a los hombres y mujeres, a los sindicatos, a los colegios profesionales y asociaciones sectoriales, a los hogares de pensionistas, al movimiento vecinal y a las cooperativas, a las asociaciones de pequeña y mediana empresa, a los colectivos ecologistas y culturales. En definitiva, a todos los que saben que el progreso y la historia la hacen los pueblos.

 

Andalucía, 24 de noviembre de 1984

Comité Central del Partido Comunista de Andalucía