Si uno pasea por el Parque del Guadaíra (una lengua de zona verde con más de 60 hectáreas que une el Polígono Sur, Los Bermejales, Heliópolis, Pedro Salvador y Elcano), puede observar a primera vista las diferencias entre barrios que existen en Sevilla.
Desde la Avenida de Las Razas (sic) podemos ver un parque largo y estrecho abierto a los barrios de sus dos lados, donde el viario y las viviendas se integran con normalidad con la zona verde.
Esto pasa hasta que llegamos a la zona del Polígono Sur, allí comienzan a verse vallas. Lo que era un parque integrado en la ciudad, se convierte en una zona aislada de las viviendas y donde no es tan fácil acceder.
Cabe recordar que cuando el parque se inauguró (allá por 2014) se hizo sin haber resuelto el acceso por el Polígono Sur: sin puertas, sin paso de peatones ni semáforos.
Un ejemplo más de la ciudad a dos velocidades, de la desigualdad entre barrios y de la forma de actuar desde el urbanismo en ellos, una muestra de la «arquitectura del miedo», donde cada vez hay más dispositivos de control (en este caso, vallas, cadenas y candados) en los espacios públicos donde se desarrolla la actividad social… pero, al parecer, sólo hay miedo a unos vecinos en concreto.
Mañana llevamos a Pleno una moción para reactivar el Plan Integral del Polígono Sur, no tiene nada que ver con esto del parque y de las vallas… o sí.