Ayer nos enterábamos que Sevilla abandona el ranking mundial Copenhagenize de ciudades “amigables” con la bicicleta. Nuestra ciudad apareció por primara vez en la segunda edición (la de 2013) y directamente en el cuarto puesto, dos años después descendió hasta el décimo puesto, en 2017 al catorce y, ahora en 2019, directamente ni aparecemos.
Nadie puede poner en duda que la aparición en este ranking fue gracias a una apuesta decidida por la bicicleta por parte de Izquierda Unida en el gobierno municipal de coalición con el PSOE, luego llegó el PP y guardó la bici en el trastero porque debería ser un medio de transporte demasiado comunista. Después de Zoido, llegó el PSOE de Juan Espadas con muy buenas palabras y se quedó en eso. Ya el ranking de 2017 avisaba del descenso de posiciones de la ciudad por culpa de la “inactividad” durante los últimos años, pero sí señalaba el “discurso entusiasta” del nuevo gobierno de Espadas… y se quedó en eso, en el discurso entusiasta.
Aquella expresión de que “del dicho al hecho hay un trecho” se puede aplicar sin dudas a lo que nos ocupa. Basta fijarse en el ‘Plan de la Bicicleta Sevilla 2020’ (un buen plan director) que marca como límite temporal el año que viene y queda casi todo por hacer, el pasado mes de marzo ya avanzaba en este blog que llevábamos cuatro años de pinchazos y que no se estaban cumpliendo los objetivos.
Lo que hay que hacer está claro, está recogido en el plan director, se ha debatido varias veces en el Pleno… ¡y hasta se ha aprobado! No es por afán de estar en los ranking mundiales, pero tampoco nadie puede poner en duda que los carriles bici están abandonados, que los nuevos aparcamientos en la calle siguen siendo insuficientes, que la intermodalidad sigue siendo una asignatura pendiente, al igual que la permeabilidad del Casco Histórico.
Ahora los de Copenhagenize confirman lo que llevamos tiempo diciendo: que el gobierno de Juan Espadas lleva cuatro años quedándose en las buenas palabras. Ojalá fuera solo en materia ciclista.